Memorias de un sueño interrumpido 2. Simplemente, disfrutaba con aquello

Lilith sujetaba con ambas manos la pistola mientras disfrutaba de nuevo de aquella placentera sensación. Observó con detenimiento aquella expresión cargada de miedo, esos ojos que suplicaban clemencia, la respiración agitada, el sudor recorriendo el rostro del joven, el sonido del forcejeo de sus muñecas contra las cadenas, las ansias de huir.
Disfrutó durante unos segundos más de todo aquello y después... bang.
Todas las sensaciones del joven se borraron de su cara y sólo quedó reflejada la expresión de duda: un por qué a él.
La respuesta era fácil. Lilith disfrutaba con aquello. Disfrutaba de la sensación de poder, de la capacidad de escoger sobre la vida o la muerte de alguien. Le encantaba ver el miedo en los ojos de la gente y sentir su último aliento antes de reducir su existencia a nada.
No importaba la víctima, hombre, mujer, niño, niña... Daba igual, la reacción en todos era la misma y el placer que sentía también.
Porque actuaba por puro placer, Lilith era un asesina, mataba porque sí. Y la daba igual su conciencia, hacía tiempo que la había callado (quizá esa fue su primera víctima), simplemente la importaba su deleite y el poder calmar su sed de sangre y muerte. 


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