Memorias de un sueño interrumpido 3

Tumbada en la cama, boca arriba, con la vista fija en el techo blanco. No podía sacárselo de la cabeza... Seguía pensando en él a cada segundo que pasaba y la cosa cada vez iba empeorando más.
Ella no quería que aquello ocurriera, y jamás había pensado que podría suceder. En el fondo le odiaba, sí. Porque la había hecho recaer de nuevo en eso que algunos llaman amor, hizo que volviera a sentirse débil y asustada pero sobretodo insegura.
Sin proponerselo, sin haberse dado cuenta de que lo hacía la había seducido, la había condenado a necesitarle, a amarle... Había hecho de ella una de las muchas ilusas que entregan su corazón a una vaga ilusión, a otro supuesto príncipe azul que, sin duda, se trasformaría en el malo de la película en cuanto menos se lo esperase.


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