Quise tener un himno gigante.
Uno que avivase la sangre,
que flameara la llama en mis venas.
Trompetas, cornetas.
Un timbal.
Quise alzarme en armas,
destruir la trinchera,
salir a la vanguardia,
resonar.
Pero estoy hecha de baladas tristes.
¿Quién me va a escuchar?
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