Antítesis 11. Supongo que siempre estuve dividida

Siempre entre las dos: el ángel y el demonio; la luz y la oscuridad.
Siempre había momentos en que Mist lo acaparaba todo, esos momentos en que o todo era felicidad desmedida o todo era un asco y demasiado triste. Luego, cuando Mist se recluía, aparecía Shade y lo descuadraba todo aun más llenándolo de indiferencia y pasotismo.
Y yo ahí, debatiendome entre una y otra. Siempre en medio. 

O dejaba que los cuervos me mordieran con Mist o que las llamas me quemaran con Shade.
Lo mas raro es que siempre sufriendo, da igual con cual de las dos estuviera; al final, la tristeza seguía ahí. Devorándome.



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