Aviones de papel, barcos de vapor 35

- Por nosotros.
- Por nosotros - respondió ella alzando su copa.
No pudo evitar  echar la vista atrás y recordarse en ese misma situación años atrás, con Marinero sirviéndola besos de champán.
Ahora otro hombre hablaba al otro lado de la mesa y ella reía sus chistes con fingida diversión. ¿Cómo pudo dejarse convencer para acudir a esa cita?
- Ha sido una velada magnífica.
- Sí, gracias por invitarme - le sonrió un instante antes de bajar la mirada, abrumada por sus pensamientos sobre cómo acabaría aquello.
Silencio entre ambos. Ya en la puerta de la casa de ella.
- Creo que es mejor que me vaya ya.
El miró incrédulo antes de hablar.
- Vaya, y yo esperando que me invitaras a una copa... - ella rió - bueno, pues... Hasta la próxima.
- Quizás en otra ocasión.
- Quizás - respondió acercando sus labios a los de ella.

***

Querido Marinero:
¿Cómo dejar de besar el mar que en ti besaba? ¿Podré besar al desierto alguna vez? ¿A otros labios ajenos a nuestras aguas?
Quizás. No lo sé.


Comentarios