Aviones de papel, barcos de vapor 31

Rozó sus labios con los dedos, como si pretendiera recuperar el tacto de los de él, ese roce que hace que vibren los párpados y galope el corazón. Entonces todo parece tan fácil...
- Lo siento - dijo antes de marcharse tras contar su historia.
- Tú no tienes la culpa - intentó decir ella, pero la puerta ya se había cerrado a sus espaldas.
Es raro ese de querer luchar contra algo que sabes que siempre acabará por vencerte.
A Soldado ya no podían hacerle dañó, no tenía a nadie. Al menos hubo un tiempo en que fue así. Pero ahora estaba ella.
¿Cómo vencer lo invencible?
Todo esto pasaba por su cabeza mientras Bailarina, sola entre las mantas de su cama, temblaba al recordar las palabras del joven y sufría al pensar en lo que tenía que haber soportado.


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