Memorias de un sueño interrumpido 36. Y entonces comprendí...

...que nada es para siempre. Que las sonrisas son fugaces, las miradas duran menos que un suspiro, las lágrimas se desvanecen rápido por las mejillas, los recuerdos rápido se olvidan, los "te quiero" no son eternos (o son mentira), la verdad es eclipsada por la mentira, el odio supera al amor, el dolor tarda en superarse y las heridas en curarse, que las personas van y vienen, las palabras se las lleva el viento, los gritos de desesperación son siempre ahogados, que la suerte al igual que viene se esfuma, que el tiempo se escapa entre los dedos, que es imposible caer bien a todo el mundo o que haya paz o que deje de haber tanta hipocresía, que nunca se puede ser del todo feliz, que el mundo está sumido en la oscuridad, que siempre habrá decepciones y caídas...
Pero también aprendí que al igual que caes siempre puedes levantarte, que siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte, que si la vida nunca es del todo buena siempre habrá motivos para que (casi)lo sea, que también se puede llorar de alegría, que tras la tormenta llega la calma, que (por mucho que cueste) siempre habrá recuerdos atesorados en tu mente, que el tiempo se puede administrar y disfrutar, que al igual que hay mentira también hay verdad, que lo bueno (si breve) dos veces bueno, que el amor a pesar de todo siempre está en el aire, que existen muchas curas para las heridas del alma (amor, cariño, comprensión, amistad... O un abrazo), que los ideales que nos dan la palabras el viento no se los puede llevar, que las sonrisas, por muy fugaces que sean, alegran al corazón, que el sol seguirá ahí arriba iluminado nuestro camino, que la noche ocultará las pasiones, que los días de lluvia no son tristes (siempre puedes bailar bajo la lluvia) y que, por muy mal que vayan las cosas, siempre hay razones para creer...

¿Cuales son las tuyas?




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