Aviones de papel, barcos de vapor 5. Los libros esconden mucho más que historias

Escritora caminó por entre la multitud que se agolpaba en el mercadillo hasta llegar a la tienda que andaba buscando. Una librería a la que acudía todos los domingos.
Para la mayoría pasaba desapercibida, era tan vieja que parecía que en cualquier momento se iba a derrumbar por el peso de los años, pero para ella era el lugar más maravilloso al que había ido a parar nunca.
El olor de los libros nuevos llenaba el ambiente, mezclándose con el olor de libros antiguos. Paseó por entre los pasillos del local hasta llegar al lugar donde compraba sus libretas para escribir y al ir a escoger una se llevó una gran sorpresa.
- Han dejado esto para usted junto con este libro  - dijo el dependiente con una gran sonrisa y mirándola con ojos espectantes, como si esperara su reacción.
- ¿Pero quién...?
El vendedor la cortó antes de que pudiera comenzar la frase - Eso tendrá que averiguarlo usted.
- Pero...
- Hasta la semana que viene, querida.
Salió de allí antes de que el hombre volviera a cortarla de nuevo en mitad de una frase y abrió el libro pero no encontró nada. Extrañada decidió abrir la libreta y lo que encontró la dejó aun más asombrada y comprendió por qué había escogido ese libro para regalarla.

Tras haberla visto aquel día, volvió a encontrársela en aquel mercadillo por el que pasaba por casualidad y desde entonces había ido todos los domingos. Sólo para verla. Pasado un tiempo descubrió a qué librería iba, qué solía comprar ahí... Y entonces su mente comenzó a trabajar.
Cogió un libro, lo compró y se ocupó de que ella lo recibiera (gracias a un dependiente algo cargante pero colaborador) además encargó una libreta para ella y en la primera página hizo otro de sus retratos en el cual aparecía él pero esta vez no venía con melodía sino con una frase:
"Ya que la gusta tanto escribir, debería saber que los libros esconden mucho más que historias".
Y es que el libro (cuya historia ni se había molestado en averiguar) tenía como título: "Dime cuándo y dónde".

Escritora sonrió a pesar de estar demasiado anonadada. Después se alejo con un único pensamiento "te toca mover ficha". Todo esto sin percatarse si quiera de que el hombre que ocupaba sus pensamientos la observaba desde un rincón del mercadillo mientras retrataba (tarareando una canción de las suyas)cómo se alejaba del lugar.


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