Aviones de papel, barcos de vapor 4. Las olas se rompían en la playa...

... salpicando con su espuma, el cantar de las gaviotas se oía por todas partes y él, como cada mañana, se disponía a salir con su barca, solo (como siempre). Lo que no esperaba aquel día era su compañía.

Ella paseaba por la playa cuando lo vio y entonces una vez más sintió la necesidad de salir volando hacia él. Se acercó y se puso a su lado saludándolo.
- ¡Hola!- dijo con una enorme sonrisa.
- Hola... - respondió, algo incómodo.
- ¿Sales a navegar?
- Sí, ¿por qué? ¿Quieres acompañarme?- dijo él, muerto de la vengüenza por haberla invitado. Sentía que sus ojos verdes le estaban hipnotizando como siempre desde que la había conocido años atrás.
- No,- respondió la chica a su vez, mientras él se mostraba sorprendido y desilusionado- la verdad es que yo prefiero volar, ya lo sabes.

El chico se rió en voz baja, siempre conseguía impresionarle "Ya me encargaré yo de que te guste el agua, chica pájaro. Y entonces no querrás volver a salir de ella, ni separarte de mi lado. Nunca más" pensó para sí mismo.
Ella entonces se alejó sin borrar la sonrisa de su rostro y le dejó ahí. Pero antes de marcharse de la playa le hizo una promesa en silencio y sin que éste lo supiera "Tranquilo, conseguiré ahogarte en las profundidades de mi cielo y te quedarás ahí conmigo. Para siempre".


Comentarios