Aviones de papel, barcos de vapor 10. Un final feliz inalcanzable

- Venga, yo me he lanzado en aladelta por ti.
Por mucho que la pesase él tenía razón, así que no tuvo más remedio que subirse en el barco y, aunque en un primer momento deseó con todas sus fuerzas irse, luego estuvo cómoda. 
Dejó que la brisa marina se colara entre su pelo y las gotas jugaran en su piel.
- Esto es increíble.
- Lo sé, lo que no entiendo es por qué no te vienes conmigo más a menudo.
- Porque no es tan divertido como volar.
Marinero la miró con extrañeza un poco cabreado, ya estaba otra vez con volar. Como si nada más importara, como si él no fuera importante. 
- ¿Y qué soy para ti? ¿Otro juguete con el que divertirte?
- No, el final feliz que jamás podré tener.
Nunca hubiera sospechado la razón que escondían sus palabras...


Comentarios