Aviones de papel, barcos de vapor 14

Tras su cita, Escritora había averiguado varias cosas de Pintor pero una que había captado su atención. Resultaba que, el banco donde le vio por primera vez, estaba enfrente del bar que él siempre frecuentaba por lo que se le ocurrió que tal vez podría ser allí donde realizar su plan.

"Usted me obsequió con un dibujo, supongo que lo justo es que yo haga lo mismo con uno de mis relatos"

Eso fue con lo que se encontró Pintor al entrar aquella tarde en el bar. El camarero le había dicho al entrar que le entregaba un anónimo pero él sabía perfectamente quién lo enviaba. Aquella mujer no sabía disimular. Abrió con cuidado el sobre que contenía el esperado relato pero, para su sorpresa, no había nada. ¿Es que le estaba tomando el pelo o qué?
Estaba pensando en qué mosca le había picado para no dejar nada, pero sus ideas estaban tan vacías como ese sobre.
De repente una libreta cayó sobre la barra del bar sacándolo de sus cavilaciones y una enorme sonrisa apareció cuando se giró para ver quién armaba tal jaleo.
- No esperaras que te escriba un relato sin inspiración alguna.
Y tras decir esto Escritora le plantó un beso, otro beso que le dejó sin palabras. A ella, en cambio, le sirvió para imaginar una nueva historia; pero esa ya se la contaría más tarde.


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