Aviones de papel, barcos de vapor 25

Y se lo contó todo y cuando acabó ante la mirada de sorpresa de Bailarina tan solo preguntó:
- ¿Y qué más da? -  dijo Soldado antes de desplomarse en el lado derecho de la cama.
- ¿Cómo que qué mas da? - Bailarina se arrodilló junto a él, congiéndole las manos con fuerza - Es tu vida, tu felicidad.
- A nadie le importa - liberó sus manos de las suyas y se levantó la cama alejándose unos cuantos pasos de ella - Soy el antihéroe, a nadie le importa lo que le pase a los tipos como yo.
Y se fue y la dejó ahí tirada en el suelo junto a la cama y se le llenaron los ojos de lágrimas pero no se le escapó ni una y ella suspiró y se quedó ahí.
- A mí sí me importa, me importas - dijo en un susurro.

***

El sonido de los golpes aporreando la puerta se escuchó por encima del rugido de los altavoces. Por la insistencia de los golpesm supuso que llevarían llamando bastante y que no le quedaba más remedio que apagar la música e ir a abrir.
Todo se quedó tan vacío al pulsar el botón de apagado.
- ¿Qué demonios quieres ahora?
- ¿Realmente esperas que los problemas se vayan con un poco de música?
- A ti no debería importarte.
- Y sin embargo me importa. Supongo que así es la vida. Sin saber por qué un día conoces a alguien y solo quieres abrazarle y no soltarle nunca.
Soldado se quedó pensativo pero ambos siguieron sin moverse del recibidor, como si estuvieran congelados.
- Es... extraño - acabó por decir él.
- Tú eres extraño, antihéroe.
- ¿Y qué quieres, covertirme en el héroe?
- Quiero arreglar las cosas, arreglarte.

***

- Hazme el amor.
Cuando estas palabras acariciaron los oídos de Soldado una sensación extraña recorrió su cuerpo y le impulsó a rodear a Bailarina con sus brazos y a besarla.
Un beso lento, de esos que roban el sentido y hacen perder la noción de todo.
Y le mordió el cuello como un muerto de hambre y se deleitó con su pecho y su tripa y bebió de su sexo y respiró sus orgasmos y disfrutó de cada vaivén de caderas como no lo había hecho con ninguna otra.
- Quiero quererte, de verdad que sí - susurró en su oído antes de correrse.



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